De «Pies Descalzos» a «Pata Chula»

Son muchos los beneficios de andar descalzos. Googleando un poco encontramos beneficios para todas las edades y malestares. Y todo tipo de explicaciones y excusas para hacer algo tan natural como descalzarnos. Desde el sencillo «porque a mí me gusta así» hasta largos textos médico-científicos.

Me parece interesante pensar en el cuerpo humano como un circuito eléctrico que necesita de su «toma de tierra» para liberar energías remanentes. Esto ayuda a nuestro sistema nervioso en forma de reducción del estrés que nos provoca los dolores de cabeza y algunos trastornos intestinales. Lo que nos lleva también a la eliminación de toxinas.

Los pies tienen una gran cantidad de terminaciones nerviosas conectadas a distintos órganos del cuerpo. El masaje natural que reciben nuestros pies ayuda a la estimulación de este sistema nervioso, al igual que del circulatorio. Disminuyendo la aparición de varices y la acumulación de grasas.

También es muy importante cuidar de la musculatura de nuestros pies, ya que son los que soportan todo el peso de nuestro cuerpo. Unos pies bien formados desde pequeños nos evitarán problemas de espalda, caderas y piernas, y también el alcance de lesiones como esguinces. Por eso es muy importante dejar a nuestros hijos sin zapatos todo el tiempo posible, y que cuando tengan que usar calzado, éste sea lo más flexible posible para que se adapte correctamente al pie en crecimiento de nuestros pequeños.

Claro que no vamos a ir andando descalzos por la calle, hay que tener cuidado por donde pisamos. En casa podemos hacerlo durante todo el año prácticamente, o bien usando calcetines antideslizantes en invierno. Caminar descalzos por un parque recién regado o por la orilla de la playa, es algo que nos gusta a todos, y una experiencia que nos gusta repetir una y otra vez.

Pero hay que tener mucho ojo con las posibles lesiones. En el momento en que estoy escribiendo esta entrada tengo una pierna escayolada. Estaba regando mis hierbas aromáticas, y a mis pies había un portavelas de cristal. Debía estar algo roto ya, yo no me di cuenta, pero al rozarlo con la manguera se debió desprender el trozo que estaba partido, y sin darmen cuenta lo pisé. Me he cortado el tendón flexor del cuarto dedo del pie derecho. Me lo han tenido que coser e inmovilizarme todo el pie, porque como ya habeis leído más arriba, todo está conectado. Ahora me esperan 3 semanas de reposo, con escayola, antibióticos, anticoagulantes (pinchazos), medicamentos para el dolor y varias curas. Pero no voy a dejar de andar descalza, ¡dejaré de poner velas en el suelo!

 

Añado a esta entrada un enlace que me ha pasado Elena, de Monitos y Risas, para quien quiera acercarse un poco a la reflexología infantil.